A la importancia del material que utilizamos y el saber manejarlo se le une también la superficie en la que trabajamos. En este sentido, el papel empleado es de extrema importancia, puesto que mientras más fino sea más detalles podremos elaborar, mientras que un papel demasiado grueso, por ejemplo, aguantará mejor la humedad.

El papel viene normalmente en formatos A3 (el más grande), A4 (hoja tamaño estándar), A5 (pequeño), e incluso a veces A6. En los comienzos es mejor trabajar con papeles de tamaños pequeños, hasta tomar la suficiente soltura como para pasar a tamaños superiores.

Clasificar los tipos de papel que existen sería una tarea interminable. Sin embargo, puede hacerse una rápida clasificación entre papeles para esbozos, para acuarelas y para pastel.

El papel para bocetos es siempre el más fino y suave, aunque un papel de buen gramaje es importante para que el material se deslice sin complicaciones. En este tipo de papel se puede emplear lápiz de grafito, lápiz de color e incluso algún delineador o rotulador no demasiado agresivo. Cualquier papel que esté por debajo de los 300 gramos se considera un papel apto para bocetos o bosquejos.

El papel para acuarela ha de ser del grosor adecuado (cualquier papel de 300 gramos en adelante, aunque de menos gramaje también sirve), a fin de que el agua no curve demasiado la superficie. Idealmente debe ser libre de ácidos para que no amarillee con el paso del tiempo, y también se clasifica entre papel de plancha fría o caliente. La diferencia reside en que el papel de plancha fría tiene una textura más rugosa, mientras que el de plancha caliente tiene una textura de grano fino, más suave y homogénea, lo que lo hace ideal para trabajos extensos y de pocos colores. Si el papel es excesivamente grueso, hay que tener en cuenta que la pintura tardará más en secarse, por lo que es recomendable usarlo de un gramaje no demasiado excesivo cuando se comienza en el mundo de las acuarelas. El papel de acuarela de prensa fría también sirve para dibujo al pastel o al óleo por su grosor, pero puede crear excesivas porosidades que pueden solucionarse con la aplicación de un pañuelo o bastoncillo para extender mejor el color.

El papel para lápiz pastel puede venir en infinidad de colores, resultando más vistoso en color manila, gris u otro tipo de colores. El lápiz pastel desplegará lo mejor de sí mismo en superficies de color, sobre todo la gama de blancos y grises, ideales para paisajes o retratos de animales. Los papeles coloreados tienen la ventaja de que nos permite despreocuparnos un poco del fondo, ya que resultan menos simples que el papel blanco tradicional. Ha de ser un papel del gramaje adecuado, pero sobre todo suave, para evitar espacios donde no entre el pigmento.

El papel negro es ideal para herramientas fluorescentes, marcadores, colores metálicos o blancos y grises. El gramaje necesario dependerá del tipo de herramienta que estemos utilizando, si son acuarelas, rotuladores o lápices. Es un papel elegante ideal para técnicas invertidas (aplicar toda la luz posible en el dibujo).

Algunas de las marcas de papel más populares en el mundo del dibujo son Fabriano, Strathmore y Canson, entre otras. Naturalmente, un buen papel no es barato: los precios pueden variar entre seis y quince euros, dependiendo de la marca, el grosor y el tamaño del papel. Todas estas marcas pueden encontrarse en Amazon.

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