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Lápices sin madera acuarelables Arteza — 18 junio, 2019

Lápices sin madera acuarelables Arteza

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Arteza es una compañía de productos artísticos relativamente nueva que se especializa en lápices, acuarelas, rotuladores, papel y pinceles, entre otras cosas. Se ha hecho muy popular últimamente en parte gracias a las campañas de Amazon y en parte por sus precios asequibles y productos de calidad competente. Además, posee un potente servicio de atención al cliente (siempre están atentos a las quejas por Amazon, que suelen ser pocas, y tienen una política de devolución de hasta 30 días). El objeto de esta entrada son los lápices sin madera acuarelables.

Leí algunas quejas de clientes que decían que estos lápices llegaban rotos a casa (lo que, por otra parte, no es culpa de Arteza). Quizás sea por eso que llegaron a mis manos bien empaquetados y dentro de una caja extra de cartón, lo que impidió cualquier clase de contratiempo. Me da la impresión de que Arteza quiere hacer las cosas bien, y son conscientes de que eso pasa por escuchar al cliente.

Como compañía, Arteza tiene además una potente web oficial donde ofrece importantes descuentos (a veces de hasta el 15%), y envíos gratuitos al Reino Unido y a América, llegando sus productos a ser más baratos que si se piden por Amazon (algo sin precedentes, que yo sepa). El hecho de ver sus productos publicitados por todas partes (Pinterest, Facebook) me hace darme cuenta de que realmente se lo han tomado en serio, lo que es muy buena señal.

Los lápices sin madera acuarelables de Arteza tienen un hermano gemelo en versión no acuarelable que tiene el mismo tipo de presentación y embalaje, y por ellos algunas personas se han confundido y han pedido los lápices no acuarelables pensando que eran acuarelables (y a la inversa), y se han apresurado a criticar estos lápices en Amazon, sin contrastar siquiera la versión que tenían.

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Los lápices sin madera de Arteza parecen en principio parecidos a los Progresso de Koh-I-Noor, pero para mi gusto son mejores estos últimos. Para empezar, los de Koh-I-Noor están realizados en la República Checa y los de Arteza en China. Esto no tiene nada de malo, pero los de Arteza son más ligeros de peso, de una textura más plástica (más como un crayón que un lápiz), y lo menos agradable de todo: el olor tan intenso a pegamento que desprenden, que casi da dolor de cabeza (después de un rato se pasa).  Se especifica que los lápices no son tóxicos, por lo que no hay nada de lo que preocuparse.

Así pues, los Arteza sin madera se comercializan en un único set de 24 lápices (no se venden por separado). Sus pigmentos son fuertes y cubren bien, por lo que pueden usarse tanto en seco como húmedos. Las barras son redondas, ligeras y delgadas, pero lo suficientemente sólidas como para no partirse a no ser que las caigamos al suelo o las maltratemos (recordemos que los lápices sin madera son más frágiles que los normales). Cada uno de los lápices presenta unas letras impresas en color plateado donde aparece el nombre de la marca (Arteza) la línea (Woodless watercolor), el nombre del color y la inicial «W» (supongo que de «watercolor») y un número de 4 cifras que presumiblemente designa al color.

De pigmentos vivos, estos lápices pueden mezclarse y se afilan sin problemas. Al activarse sus pigmentos con el agua, no dejan rayas de fondo que delaten que se aplicó un lápiz, lo que es de agradecer. Además, gracias a su capa laqueada externa, tampoco manchan.

Los Arteza sin madera acuarelables vienen embalados en una caja de plástico de un solo uso que hay que cortar con unas tijeras para sacar los lápices. En su interior, encontramos dos bandejas de plástico donde vienen dispuestos. Obviamente, éste embalaje temporal no es nada seguro, por lo que habremos de buscar uno más apropiado. Los lápices no vienen ordenados por colores, y aunque vienen afilados, su punta es chata (al igual que en el caso de los lápices de madera, que ya comenté en otra entrada), por lo que es ideal afilarlos antes de usarlos por primera vez. La caja no ofrece ningún tipo de información aparte del nombre de la serie, el hecho de que son acuarelables y el país de fabricación. No consta información sobre resistencia a la luz, por lo que podemos deducir que no son lápices profesionales (a diferencia de los lápices de madera de Arteza, donde sí se ofrece información sobre su resistencia a la luz).

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Aquí, la paleta de colores del set:

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Blanco titanio / Amarillo limón / Amarillo cromo / Melocotón / Naranja / Albaricoque / Rojo chile / Rojo alizarina / Borgoña / Rosa / Magenta / Lavanda /  Azul cielo / Azul mezclilla / Ultramarino / Iris morado / Verde césped / Aguamarina / Verde esmeralda / Leonado / Marrón nuez / Espresso / Gris humo / Negro

Aquí algunos colores activados con el agua:

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Un par de ilustraciones realizadas con los Arteza sin madera acuarelables:

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unicornio

He de ser sincera y decir que, aunque la pigmentación de estos lápices es viva y cumple bien su función de acuareable, me gustan más los Progresso de Koh-I-Noor, porque me parecen de mejor calidad y tienen colores más claros que los de Arteza (quizás hay demasiados tonos oscuros, aunque en general se trata de un buen balance). De todas formas, reconozco el esfuerzo de la marca por ofrecer un producto asequible de calidad aceptable.

Estos lápices pueden comprarse en Amazon UK (unas 13 libras) y Amazon España (unos 15 euros). Son bastante económicos, y por primera vez recomiendo comprarlos en la web oficial, ya que salen un poco más baratos que en Amazon. Con el descuento del día del padre me salieron por unas 11 libras.

Lo mejor: el precio.
Lo peor: el olor.

Puntuación: 7/10
Web oficial

Reseña: lápices Progresso Fluorescent — 2 enero, 2019

Reseña: lápices Progresso Fluorescent

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Koh-I-Noor es una marca de material artístico de la República Checa que lleva produciendo lápices desde 1790. Es una de las marcas más reconocidas en Europa del Este, en países como Polonia, y también en Suecia. Tiene la mejor relación de calidad-precio del mercado. Si quieres saber más acerca de su historia, consulta esta entrada.

Los lápices Progresso Fluorescent son unos lápices que entran dentro de la categoría “hobbie”, por lo que no atienden a clasificaciones de resistencia a la luz ni tienen una paleta de colores oficial. Son unos tonos interesantes para dibujar sobre papel oscuro, y para realzar detalles luminosos en una ilustración, o por ejemplo para colorear estrellas. Están realizados enteramente en grafito, arcilla y pigmentos. Son unos lápices pesados pero poco resistentes, de punta aguda que no necesita ser afilada a menudo, y que desprende un poco de mina al contacto con el papel. Sus colores son vívidos, y especialmente fluorescentes el amarillo y el naranja. Son unos lápices que por su laqueado exterior no manchan excepto por los alrededores de la punta, se pueden mezclar, tienen un poco de olor, no dejan grumos y son manejables. De tamaño estándar, son redondeados, terminados en una base cerrada pintada de negro y presentan en un lado de la barra las palabras “Koh-I-Noor Progresso Fluorescent” seguidas del número de serie (8740) y el número del color. La mina, de base de cera bañada en aceite, es de dureza intermedia, de tal forma que el color cubre bien el papel, sin dejar un exceso de brillo.

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Los Progresso Fluorescent son una edición especial dentro de la categoría “sin madera” y solo se comercializan en paquetes de seis. Además, no pueden adquirirse individualmente.

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mezcla de rojo y anaranjado

Los Progresso Fluorescent vienen ya afilados, ordenados por colores y en una caja de cartón con una bandeja interior de plástico duro transparente, muy vistosa pero que no protegerá los lápices si se caen. De hecho, los lápices de la serie Progresso son los más susceptible de partirse en dos en caso de golpes, algo a lo que contribuye su peso. Hay que tener cuidado.

La paleta de colores es la siguiente:

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1/ 2 / 3 / 4 / 5 / 6

En este dibujo, utilicé los Fluorescent para colorear los auriculares de la chica (fuente: Qinnart):

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Los Fluorescent están a la venta en Amazon, y su precio ronda las catorce libras, mientras que en tiendas físicas costaría menos de 4 euros. En fin…

Lo mejor: son originales
Lo peor: no son fáciles de encontrar, tienen pocos colores

Puntuación: 6/10
Web oficial

Reseña: lápices de colores serie Progresso —

Reseña: lápices de colores serie Progresso

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Koh-I-Noor Hardmuth es una marca de material artístico originaria de la República Checa que lleva en el negocio del arte desde 1790. Famosa en Europa del Este, sus mayores atractivos residen en su constante innovación y en su relación calidad-precio. Si quieres saber más sobre esta marca, puedes visitar esta página.

Los lápices Progresso son la alternativa sin madera de los Polycolor, pero hasta con tres veces más pigmento. Estos lápices están enteramente realizados en grafito mezclado con pigmento y arcilla y, al igual que los Polycolor, los Progresso están basados en cera con un baño de aceite. Presentan minas de 7.1 mm, sólidas y pesadas, pero no por ello resistentes: es fácil que estos lápices se partan en dos si se caen al suelo.

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Los Progresso son redondos, manejables, no huelen, desprenden partes de la mina al aplicarlos al papel (aunque nada exagerado) y no manchan gracias a la capa laqueada brillante del exterior (el área de la punta puede manchar, ya que es la única que no está protegida por el laqueado). Por un lado de la barra se lee “Progresso Koh-I-Noor” y el nombre del color. Estos lápices no presentan problemas al ser afilados, algo que no ocurre muy frecuentemente, porque la punta dura bastante antes de necesitar ser afilada. Su pigmentación es buena, vívida, y no deja un rastro ceroso o brillante en el papel, sino mate. La dureza de la mina es intermedia; no es ni muy blanda ni muy dura, cubre bien el papel y se presta a mezclas con otros colores.

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Mezcla de verde savia y verde hooker

En cuanto a la resistencia a la luz de estos lápices, 13 de los colores de la paleta alcanzan la gradación máxima (*****), 7 la gradación ****, 2 la gradación *** y 4 la gradación **, lo que significa que más del 80% de la gama posee una resistencia excelente.

Los Progresso se comercializan en cajas de cartón con bandejas de plástico duro transparente de 6, 12 y 24 unidades, y también pueden conseguirse individualmente en algunas tiendas oficiales. Vienen afilados y ordenados por colores. Aunque los Progresso son la versión sin madera de los Polycolor, lo cierto es que la paleta de colores no es paralela. El estuche no protegerá los lápices en caso de caída, aunque es de agradecer que traiga separadores a cada cuatro unidades para que los lápices no rueden demasiado dentro de la caja.

La paleta al completo de los Progresso presenta 26 colores, a pesar de que el máximo número de colores que se puede adquirir en el estuche es de 24. Sospecho que los dos colores que faltan son el dorado y el plateado, que aparecen aparte en el catálogo oficial para ser comprados individualmente.

La paleta de colores para el set de 12 unidades queda de la siguiente forma:

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3 Blanco / 1 Amarillo claro / 2 Naranja / 9 Rojo claro / 10 Carmín / 8 Violeta oscuro / 6 Azul claro / 7 Azul oscuro / 4 Verde savia / 5 Verde hooker / 11 Marrón / 23 Negro

Los colores Y los números (¡Esta vez sí!) vienen incluídos en la barra de cada lápiz. Pero cuando vamos al catálogo oficial de la marca, los lápices vienen ordenados por el nombre de cada color, sin número. Además, los nombres de los colores del catálogo no coinciden con los de la barra de cada lápiz (por ejemplo, el color blanco se llama en el catálogo «blanco titanio»). Me pregunto cuándo dejarán de marearnos…

Aquí, un dibujo realizado completamente con los Progresso (he tenido que mezclar colores para conseguir más tonos marrones, etcétera, por ser la paleta de 12 colores insuficiente). El amarillo de esta serie es, por contra, mucho mejor que el de la mayoría (más vivacidad y menos rastro de cera):

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Los Progresso de Koh-I-Noor son bastante económicos (la caja de 12 unidades me costó 3,50 euros en la tienda oficial, y recuerdo que el juego de 24 costaba 7,50). También están a la venta en Amazon y en otras tiendas online, algo más caros, pero dentro de lo aceptable. El set de 24 colores también se comercializa en una caja de madera por unas 35 libras. Habría sido un bonito detalle que incluyeran los colores dorado y plata.

Lo mejor: el precio, la vivacidad de los colores, no dejan rastros de cera.
Lo peor: la paleta de colores es limitada (24) y los azules del set de 12 son demasiado fuertes (no hay demasiada diferencia entre el azul y el azul oscuro).

Puntuación: 7/10
Web oficial

Reseña: lápices mágicos edición navideña — 2 octubre, 2018

Reseña: lápices mágicos edición navideña

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Koh-I-Noor Hardmuth es una marca checa fundada en 1790 y que es popular en países de Europa del Este como Polonia, y también en Suecia. En la Europa occidental se la conoce menos a causa de otras marcas también muy prestigiosas como Faber-Castell, Staedler o Caran d’Ache, por nombrar algunas. Ofrece una gran variedad de productos artísticos, algunos de ellos muy innovadores, como son estos lápices mágicos de la serie Progresso de los que voy a hablar hoy. Si quieres saber más sobre Koh-I-Noor, puedes leer su historia aquí.

Los lápices mágicos de Koh-I-Noor, orientados a un coloreo más desenfadado que artístico, se caracterizan por sus minas de tres colores, de forma que, si vas girando el lápiz, pintas un poco diferente cada vez. Aunque algunas combinaciones son imperceptibles, otras resultan muy interesantes, como el caso del verde-amarillento o del azul-rosado. Los lápices mágicos originales son de madera y mucho más gruesos que los normales (triangulares los que vienen en caja y hexagonales los de blíster). Sin embargo, la edición Progresso (una línea que se caracteriza por la ausencia de madera, consiguiendo así un producto más comprometido con el medio ambiente) son delgados, quizás porque pesan bastante al estar hechos enteramente de una mezcla de grafito y pastel.

Los lápices mágicos Progresso se comercializan en latas de 12 y de 24 unidades, igual que sus gemelos en la versión de madera.

Para esta prueba, compré la lata de 12 colores. Estos lápices son redondeados, sólidos y pesados, por lo que hay que tener cuidado, porque si se caen al suelo, se partirán con más facilidad que los de madera. El exterior está laqueado, pintado al parecer con una representación de los colores de la mina. Incluye también el nombre de la compañía, la palabra «Magic» y el país de producción (en este caso la República Checa, aunque no es el único país que los produce) y unos copos de nieve, por ser una edición limitada de Navidad. La base del lápiz es redondeada, cubierta y brillante. Los lápices ya vienen previamente afilados y manchan si pasas los dedos alrededor de la punta (que es la única parte que no viene laqueada). No los he afilado aún porque duran muchísimo: ya he realizado algunos dibujos y las puntas continúan afiladas. Increíble. Estos lápices no manchan al pintar en papel, ni desprenden partículas. Sin embargo, no expelen la fragancia a la que Koh-I-Noor nos tiene acostumbrados en su versión de madera.

ko magic

Las minas de estos lápices son supuestamente de 5.6 mm, y según el color pintan mejor o peor. Hay colores como el verde o el azul que quedan muy bien, pero otros como el amarillo o el rosa apenas se notan, por lo que hay que apretar más si quiere conseguirse un mejor efecto. Por alguna razón, me parece que el resultado sobre el papel de los lápices sin madera no es tan bueno como el de los originales, quedan menos cremosos, como si llevasen más cera, aunque he leído buenas críticas en otras versiones de la serie Progresso. Como digo, no son tan cremosos como los Polycolor, pero se pueden mezclar (sobre todo entre colores similares como el azul celeste y el oscuro). De todas formas, no hay mucha necesidad de mezclar cuando la mina te ofrece un festival de colores con cada giro que das.

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Los colores de esta edición resultan un poco pálidos y menos vibrantes que los de la serie Polycolor, aunque dejan un resultado muy bonito sobre el papel; más «apastelado».

Los Progresso Magic son portables y ergonómicos, pero se ha de tener cuidado, pues pueden ensuciar durante su transporte, y también pesan más que los lápices convencionales, como ya comentaba. Cuidado con los golpes, ya que no disponen de ninguna capa exterior que los proteja.

El estuche donde vienen los lápices es muy bonito; es la típica lata de resistencia media y sin bisagras que utiliza Koh-I-Noor para todas sus líneas. Eso sí, hay que tener precaución, porque se bolla fácilmente y no protege los lápices en caso de impacto.

La resistencia a la luz de los Progresso Magic es algo que habrá investigar personalmente y con el paso del tiempo, pues la compañía no se pronuncia sobre ello, o al menos yo no he encontrado información. De todas formas, es de esperar que su resistencia a la luz no sea alta, ya que estos lápices son más para uso recreativo que artístico (la página oficial los clasifica en el apartado de “hobbies”).

La paleta de colores es la siguiente:

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Sol del Sahara / Naranja flor / Granada / Amapola
Helado de fresa / Violeta bosque / 
Mundo acuático / Crepúsculo tranquilo
Prado diente de león / 
Bosque lluvioso / Arbusto australiano / Metal titanio

Y aquí va un dibujo íntegramente coloreado con los Magic Progresso (fuente: desconocida):

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En resumen, me parecen un bonito regalo navideño para gente que adore los lápices, para niños y para artistas que deseen probar algo diferente. También los recomendaría para coloristas que quieran lograr efectos variados en sus dibujos. A mí me encanta todo lo que lanza Koh-I-Noor, me gustan los lápices mágicos desde que probé los originales de madera, y quería regalarme esta edición especial que aúna unos colores vistosos con la ecología de los Progresso.

Los lápices mágicos edición Progresso son caros, quizás porque se presumen como un capricho: rondan los 36 euros, aunque de vez en cuando salen ofertas, y así es como conseguí yo los míos por 19 euros en Amazon. También están disponibles en la página oficial.

Lo mejor: son originales y ecológicos.
Lo peor: algunos colores son pálidos y hay que hacer más presión para que se noten. Para no ser un producto de arte profesional, resultan algo caros.

Puntuación: 8/10
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Lápices de colores Conté Evolution — 25 abril, 2018

Lápices de colores Conté Evolution

Conte evolution

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En el año 1795, Nicolas-Jacques Conté creó una combinación de barro y grafito en respuesta a la falta de grafito causada por las Guerras Napoleónicas. Desde entonces, la compañía francesa se ha ganado una buena reputación con sus pasteles, lápices, rotuladores y todo tipo de productos de papelería y fusionándose, en algún momento, con la marca BIC. Si quieres saber más sobre su historia, puedes leer esta entrada.

Los productos que he probado de la marca Conté en los últimos tiempos, que han sido, sobre todo, lápices sueltos de color blanco, sanguino y sepia, me han dejado muy satisfecha, la verdad. La calidad de la mina es óptima, y me encanta la solidez de su cobertura de madera; fácilmente es la mejor con la que me he topado, incluso por encima de la de los Caran d’Ache Luminance.

Los lápices de los que hablo en esta reseña, sin embargo, no me han dejado tan satisfecha: son los antiguos Conté Evolution, que debe de ser un producto retirado porque no es posible encontrarlo por ninguna parte. Actualmente, en la página oficial de Conté solo se muestran los lápices de colores profesionales, nada de lápices escolares como los que yo tengo.

La novedad de los Conté Evolution reside o residía en la ausencia de madera, que es sustituida por otro tipo de materiales y por resina. Esta caja de 12 unidades presenta unos lápices ya afilados y ordenados por colores, ligeros, hexagonales, con el exterior pintado a juego con el color de la mina y una base que la deja al aire, exhibiendo una mina centrada. En el lomo de cada lápiz viene impresa en letras doradas la palabra “Evolution” seguida del número 93 (supongo que es la serie), el país de origen en inglés (France) y la marca Conté. No hay referencias de resistencia a la luz, ni nombres de los colores, ni cualquier otra especificación técnica, por lo que encontramos que estos lápices son de uso escolar (su precio era muy económico). Además, no manchan ni sueltan grumos, no huelen a nada, se pueden afilar bien y son ergonómicos y fácilmente transportables.

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Hasta aquí todo bien: el problema viene cuando intentamos colorear. Y es que te puedes romper la muñeca y agujerear el papel en el intento, pero el color no sale. Son unos lápices muy duros, y la mina pinta tan claro que apenas se nota el color aun después de varias capas. Terrible, incluso para un niño.

Estos colores no se mezclan, o lo hacen a duras penas. La selección de colores sería bonita (azul pastel, tonos salmón y rosa) si funcionara. Desconozco si las líneas actuales serán mejores que ésta. De todas formas, no es excusa que un lápiz sea de uso escolar para que apenas coloree, o al menos eso pienso.

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mezcla de, a  duras penas, dos tonos de verde y de un rojo con un naranja

Aquí la paleta de colores para la lata de 12 unidades:

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Creo que pueden apreciarse las ondulaciones del papel de la paleta, lo que demuestra la presión que he tenido que ejercer para que los colores salieran. Es cierto que, dependiendo del papel que se utilice, puede cambiar mucho la historia, y que una fotografía depende de la luz, pero estos colores son realmente imperceptibles.

La lata donde vienen los lápices es vistosa, de metal brillante, con bisagras y un hermoso paisaje campestre coloreado a lápiz. Reposan sobre una bandeja de plástico, con la que hay que tener cuidado al transportarlos porque no los protegerá de los golpes. Sin embargo, los lápices, al ser sintéticos, parecen más resistentes que los normales, o tal vez sea solo mi percepción. En la contraportada de la lata nos recuerdan que están exentos de madera y que son respetuosos con el medio ambiente.

Lo mejor: la presentación, la innovación que fue en su día (sin madera) y que son respetuosos con el medio ambiente.
Lo peor: Apenas colorean…

Puntuación: 3/10
Web oficial