El hiperrealismo (también conocido como fotorrealismo o superrealismo) es un estilo artístico que se centra sobre todo en la pintura y en la escultura, y que depende en gran medida de las fotografías. Se desarrolló como un estilo independiente en Estados Unidos y Europa durante la década de los setenta del pasado siglo, e implica una réplica extremadamente detallista de un pasaje de la vida diaria o de una fotografía, a fin de obtener un resultado tan parecido al original que prácticamente no llega a haber diferencia entre la realidad y la pieza creada.

Retrato hiperrealista, por Mike Dargas

Aunque no hay duda de que el movimiento hiperrealista implica el conocimiento de diferentes estilos artísticos, algunas personas dicen que se trata más de una destreza que de un estilo artístico, ya que, para algunos, la definición de arte es un concepto cerrado, que solo puede ser algo o muy alejado de la realidad (como el surrealismo) o cercano a ella, pero sin perder el toque artificial (como en el caso del realismo). Así, en vez de ser visto como un estilo artístico, el hiperrealismo se contempla como algo innecesario… a fin de cuentas, para eso están las cámaras, ¿no?

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Retrato hiperrealista, por Philipp Weber

Bueno; el objetivo de este artículo es apoyar al hiperrealismo como forma de arte, porque no debería olvidarse que la definición de arte es muy amplia, y porque hay mucha pasión y técnica detrás de un trabajo hiperrealista. De hecho, me quedé sorprendida cuando vi el grado de prejuicio que existe alrededor de esta técnica, la cual siempre he contemplado con admiración. De hecho, llegó un momento en el que me sentí decepcionada al ver tantas críticas en contra de este movimiento, las cuales venían sobre todo de parte de artistas que deberían estar ocupados creando sus propias composiciones en vez de criticando las de otros. Siempre he pensado que el arte es algo tan diverso que hay poco espacio para el desprecio. Y, sin embargo, estaba equivocada (como suele pasar casi siempre cuando uno se sumerge en cualquier campo de la vida). No encuentro nada malo en el hiperrealismo, y no dudo por un segundo del mérito y de las aptitudes artísticas de los pintores y escultores que se dedican a él. Entiendo que los detractores puedan ver en el hiperrealismo una copia de la vida, pero no olvidemos que, después de todo, el arte va sobre observar la vida, y jugar con las luces y sombras es parte del arte en sí. Solo porque una creación llegue al extremo del detallismo (hasta el punto de perder la impronta del artista debido al parecido extremo), no significa que no sea arte.

El arte está en el ojo del artista. Y tanto si el resultado final es demasiado abstracto o demasiado detallado, sigue siendo arte.